lunes, 22 de agosto de 2016

Crónicas de Shilesian - Sangre y honor 1: El camino de la venganza

Theodor es un guerrero de las tribus de Halfjadan al norte de Shilesian, el vino desde lejos buscando venganza por su familia asesinada en un asedio de los guerreros del clan Nemukeit, uno de los seis poderosos clanes del imperio de Icaria, Theodor inicio esta cruzada por el recuerdo de su esposa y sus hijos muertos, cosa que le despertaba amargura y la vez un gran odio y rabia, ya que se siente terrible por no haber hecho lo suficiente para defenderlos, vino acompañado de su viejo camarada y amigo Rotnik, otro formidable guerrero, para enfrentar al clan Nemukhi deben infiltrarse en su guarida, una ciudad al sur de Icaria llamada Kaurutia, es tierra enemiga y ambos saben que es un lugar muy bien custodiado desde el muro exterior de la ciudad, Rotnik ha encontrado un buen modo de infiltrarse en la ciudad, por medio de un túnel de aguas que tiene un acceso en el muro exterior, ya que las rejas están bastante deterioradas, a punto de caerse,  pero para que el plan sirva no deben ser vistos por los guardias que custodian desde el muro.
Al llegar la noche están esperando en los arbustos al lado de la laguna que rodea la ciudad, ellos lo tienen bien planeado, llevan varios días custodiando las murallas, hasta el punto de conocer bastante bien las rutinas de los guardias, deciden esperar al cambio de turno, que es poco después de la media noche, el tiempo no es muy largo, poco más de cinco minutos hasta que lleguen los guardias del siguiente turno, saben que no deben demorarse mucho, el momento está próximo, así que alista un tronco que usaran como bote, ya que un bote los delataría, cuando se van los guardias se montan al agua sobre el tronco y logran llegar a la otra orilla en aproximadamente dos minutos, con  herramientas que trajeron y sus espadas sueltan la rejilla, no fue tan fácil como parece, se demoran poco más de dos minutos y  medio,  pero alcanza a zafar la reja y lanzarla a fondo del agua, con lo cual se adentran en el sistema de aguas de la ciudad, ahora solo deben buscar por donde poder salir que no esté vigilado y sea un lugar solo y poco visible.
-          Lo logramos, al fin estamos dentro – dijo Rotnik con actitud positiva y firme.
-          Pero esto no va a ser tan fácil, hay guerreros del clan Nemukhi custodiando toda la ciudad, el rey Agark no es un hombre confiado – respondió Theodor en tono más serio.
-          Entonces mejor sigamos con nuestra misión, que aún tenemos mucho por hacer y nos espera una larga noche – dijo Rotnik.
La cloaca es amplia, recorre varias partes de la ciudad pero no da acceso al castillo central, pero tiene salidas por toda la ciudad, los guerreros buscan la más segura por donde salir sin ser vistos, ven una salida a una calle solitaria y oscura, casi no pasa nadie,  ni siquiera ven guardias, así que salen con túnicas oscuras y se tapan su boca y nariz, para no parecer sospechosos fingirán ser nómadas de tierras lejanas, ya que en el pasado han ido a batallas en esos lugares conocen como es son y saben cómo fingir ser uno, además el imperio no tiene enemistad con esas tribus porque son en tierras demasiado hostiles para ser invadidas por cualquier ejército, pero llegan desde allá para comerciar, especias y minerales raros.
La siguiente que deben lograr para cumplir su misión es poder infiltrarse en el castillo del rey, cosa que no será nada fácil, de hecho infiltrarse en el castillo de los Nemukhi podría llegar a ser bastante complicado, es la parte más vigilada, además lo protege los guerreros de la orden de dulkur, la elite del ejército imperial, junto con uno de sus mejores comandantes y miembro del clan Nemukeit Korkrin, hermano menor del rey, por suerte Rotnik encuentran la respuesta que necesitan.
-          Creo que encontré la respuesta que buscamos – dijo Rotnik señalando un cartel en la pared donde se decía que al día siguiente habla un carnaval durante todo el día en terrenos del castillo Nemukeit.
-          Creo que debemos aprovechar el carnaval para poder infiltrarnos – dijo Theodor frotándose el mentón.
-          Sera el mejor momento, por ahora busquemos una posada y descansemos – dijo Rotnik.
Dos calles antes había una posada y taberna, decidieron ir ahí para pasar la noche, ya era cuestión de elaborar un plan, pero primero debían ver cómo iba a estar todo durante el carnaval, además seguía siendo complicado, ya que aunque iba a ser un lugar concurrido, tendría bastantes guardias protegiéndolo, tenían que ser muy astutos y cuidadosos para que nada les salga mal, en especial estando en el corazón del territorio enemigo.
A la mañana siguiente despiertan listos para seguir con su misión, asisten al carnaval, en efecto es un lugar concurrido con eventos y carpas de comida, como supusieron hay bastantes guardias que protegen el lugar desde las partes altas y dentro de la multitud, pero todo se ve clamado, el rey se encuentra en un balcón del castillo, es un posición alta, pero con bastante Publico no es conveniente hacer algo todavía, al lado del rey se encuentra el comandante Korkrin, persona a quien Theodor guarda un gran rencor.
-          Hay esta ese bastardo de Korkrin, lo hare pagar por lo que me ha hecho – dijo theodor en voz baja pero con tono de rabia.
-          Toca ser pacientes, pero por suerte ya tengo un buen plan – dijo Rotnik con una sonrisa.
-          Me interesa, ¿Cuál es tu plan? –  pregunto Theodor.
-          El carnaval termina al anochecer, durante ese lapso de tiempo mataremos a dos guardias y nos ponemos su ropa para usarla como un disfraz, así podemos entrar infiltrados y dirigirnos a donde el rey, podemos matarlo de forma silenciosa con una daga, por si algo podemos matar uno que otro guardia silenciosamente si es conveniente – este fue el pan de Rotnik.
-          También debemos encargarnos de Korkrin – dijo Theodor
-          Podríamos encargarnos de él después – comento Rotnik
-          Tengo una mejor idea para parte de tu plan, tu encárgate del rey y yo voy tras Korkrin, es algo personal – fue la idea de Theodor.
-          No es mala idea, Entonces lo haremos así y después nos encontramos en los establos – dijo Theodor.
-          Entonces ya tenemos un plan – dijo Theodor.
Al final del carnaval emboscan a dos guardias cera de la bodega de vinos y esconden sus cuerpos en esa bodega, si prosiguen su plan disfrazados de guardias, Rotnik se dirige a los aposentos del rey y Theodor va a buscar a korkrin, Rotnik lleva cerca de la habitación del rey, le parece ver un lugar muy poco protegido por que casi no ve guardias haciendo vigilancia, solo un par de guardias no muy cerca, se acerca sigilosamente a la alcoba del rey y entra, esta entre cerrada, pero cando entra no puede creer lo que ve.
En otro lado Theodor se fue tras Korkrin, lo ve en los pasillos del ala sur y decide seguirlo poniéndose al cubierto tras paredes, muebles, pilares o lo que encuentre hasta ver la ocasión de emboscarlo, en un momento cerca del gran comedor cuando Theodor esta tras una pared del pasillo adyacente listo para emboscarlo, Korkrin le habla.
-          O Theodor, no seas un mal invitado, sé que estás ahí, te he reconocido dese que estaba en el carnaval – dijo Korkrin con tono cínico.
-          Así que todo este tiempo has sabido sobre mi presencia, ¿Entonces porque no has hecho nada? – pregunto Theodor saliendo de su escondite.
-          Por qué te necesito, yo también necesitaba deshacerme de Agark aunque no creo que por la misma razón que tú, no quería despertar sospechas hacia mi persona, pero tú eras el perfecto chivo expiatorio, un enemigo resentido que busca venganza, nadie sospecharía nada – dijo en actitud cínica.
-          Claro también lo quieres matar, eres traicionero, pero te olvidas de que mi odio hacia ti es mayo que hacia Agark, también he venido a matarte – dijo Theodor con gran sentimiento de  odio e ira.
-          Lo sé, pero yo me adelante, mis guerreros son más leales a mí que al rey, he aprovechado para mandarles a que asesinen a Agark, luego me deshace de ti y tu noble compañero, morirán luchando contra mis hombres. Será una muerte honorable, después desposare a la princesa del clan krutskorin, el linaje del emperador – fue lo siguiente que dijo korkrin.
-          Y tu serás el nuevo rey, cosa que no puedo permitir, disfruta el aire que respiras y que va a ser el último – le respondió Theodor desenfundando su espada.
-          Sabes que eso no va a ser tan fácil, yo siempre  estoy un paso adelante – añadió Korkrin.
De repente se escucharon pasos por todos lados, Theodor supo que había soldados, él se dio cuenta que había caído en una trampa, Korkrin era un hombre astuto y traicionero, la situación se iba a volver problemática, pero en otro lado del castillo esta Rotnik el cual estaba entrando a la alcoba del rey, ve el cuerpo muerto de Agark, habia sido asesinado a puñaladas al parecer con una espada, ahí fue cuando supo que algo no andaba bien, cuando de repente empieza a escuchar pasos de soldados acercándose, estaba en una emboscada, cuando se destinaba a desenfundar su espada se abrió un pasadizo secreto en la habitación, desee ahí sale una muchacha joven y le dice – Ven conmigo s quieres vivir – Rotnik sabía que era una de esas situaciones donde estaba entre la espada y la pared, era entre irse con la desconocida y vérselas con una batallon de los mejores hombres de Korkrin, él podría con algunos, pero aun así lo superarían en número, estaba en desventaja, así que se fue con la muchacha, cuando lleggan los hombre de Korkrin solo ven el cuarto solo con el cuerpo del rey, mientras Rotnik que iba por el pasadizo intenta averiguar que es su misteriosa aliada.
-          ¿Quién eres y porque me habéis salvado? – pregunto a la muchacha.
-          Soy Kirya, te necesito y sé que tú también me necesitas, aunque tu amigo se encuentra en gran peligro, si no llegamos pronto podría morir a manos de los hombre de Korkrin, tenemos poco tiempo, tengo otro aliado en este castillo, pero Korkrin tiene muchos más – en ese momento salen hacia otra habitación donde los espera un joven guerrero, Rotnik planea desenfundar su espara pero Kirya lo detiene.
-          No hay problema, él es nuestro aliado.
En otro lado Theodor esta con Korkrin, rodeado de unos cuarenta o cincuenta de sus guerreros, por todos los costados y que le impiden nefrentar cara a cara a su principal enemigo, él está con su espada dispuesto a luchar, Korkrin decide retirarse por que tiene otras asuntos y le dice.
-          Tengo asuntos más importantes, te dejo ocupado en los tuyos.
-          Infeliz cobarde, no tiene el honor de enfrentarme tu solo, tienes que llamar a un ejército para que te proteja de un hombre – Theodor lo dice con gran furia.
-          Eres un gran guerrero, pero ni el mejor guerrero del mundo está preparado para enfrentar a mi ejército solo – dijo con sarcasmo Korkrin.
-          Acabare a todos tus hombres y luego iré por ti, al menos ellos morirán con honor – dijo Theodor.
-          Eso está por verse – fue lo último que dijo Korkrin.
Korkrin tenía asuntos con su prometida así que se dirige a los aposentos de la princesa, toma a escalera y sube, pero cuando llega al pasillo donde está la recamara de la princesa llegan dos de sus guerreros que se encuentran muy alterados, tiene que decirle algo, pero temen que Korkrin se lo tome muy mal, pero es su deber informar la situación.
-          La princesa no está – dice uno de los guerreros.
-          Como así que no está – contesta Korkrin muy alterado.
-          Se ha fugado, no sabemos en donde se encuentra – dijo el otro guerrero.
-          Encuentren a la princesa, no la puedo perder, la necesito, búsquenla donde sea, debajo de cada piedra, en cada agujero, hagan hasta lo imposible.
En otro lugar esta Theodor rodeado por los hombres de Korkrin, sabe que él es bueno, que podría con guerreros de esos pero aun así son demasiados, puede que hasta lleguen más refuerzos, esa podría ser su última cruzada y no la hará de lado de su viejo amigo, ni siquiera sabía que había sido de Rotnik, solo sabía que estaba dispuesto a luchar hasta el final.
-          Ya no eres tan duro – dice uno de los guerreros de Korkrin.
-          No se las dejare tan fácil, me llevare a los que más pueda conmigo hasta el unkarmorket[1] – dijo con gran furia.
-          Quieto todos ahí, tengo a la princesa y no creo que Korkrin se tome muy bien que algo le pase – dice Rotnik desde atrás de unos guerreros, sosteniendo a la muchacha que lo había ayudado desde atrás y con su espada en su cuello.
-          Me has vuelto a salvar viejo amigo, te debo otra – dijo Theodor con tono esperanzador.
-          Que sería de vos sin mí para que salve tu pellejo – dice Rotnik positivamente.
Theodor y Rotnik se van con la princesa como rehén a los establos que están cerca, toman atajo por el gran comedor cerrando y truncado la puerta con un palo, saben que no están en situación de pelear y que lo mejor es planear a huida.
-          Espero que tengas un plan, por qué tenemos tras nuestro a todas las tropas de la ciudad, además no crea que haya una salida abierta – comento Theodor.
-          Tenemos otro aliado que prometió conseguirnos abrirnos una salida, no creo  que tengamos mucho tiempo, así que debemos apurarnos – respondió Rotnik.
-          Que haremos con korkrin – pregunto Theodor.
-          Nos encargaremos de el  en otra ocasión, se lo mucho que desea verlo muerto, pero este ha dejado de ser un buen momento para hacerlo, toca ser estratégico.
-          Pero… está bien, tienes razón, pero mi asunto con korkrin aún no ha terminado – dice en tono de resignación Theodor.
Llegan a los establos y toman dos caballos en uno va Theoodor y en otro Rotnik con la princesa, hay soldados acercándose, por varios lados, así que corren  a toda prisa saliendo del castillo, traviesan por toda la ciudad, Rotnik va al frente y Theodor lo sigue, atraviesan por las calles, a toda prisa, junto con su prisionera, hasta que llegan cerca a la salida este, en otro sitio un guerrero le  informa a korkrin de la situación – maldita seas Theodor, me las vas a pagar, me quieres a mí, me tendrás y veras de lo que soy capaz – va por su caballo para ir tras Theodor, mientras los guerreros en su huida están en el puente de entrada, el joven guerrero que ayudo a Rotnik está bajando el puente.
-          ¿Él es aliado o enemigo? – Pregunta Theodor
-          Él es uno de nuestros aliados, él me ha ayudado – le contesta Rotnik.
-          Unos soldados se acercan, voy a darle refuerzo, tu quédate con la prisionera y espera – comenta Theodor al ver guerreros acercarse desde otro lado del muro.
-          Sobre ella…
-          Sobre ella, ¿Qué? – pregunta Theodor.
-          Nada, te explicó luego, apresúrate – responde Rotnik.
-          Está bien es mejor abrir esto cuanto antes o llegaran muchos más refuerzos de Korkrin – dijo el joven guerrero.
-          Te ayudare con los guerreros que vengan, tu abre el puente novato.
El joven guerrero baja el puente a toda prisa, mientras Theodor se enfrenta a cuatro Guerreros, con lo que espera darle tiempo al guerrero, un soldado llega por el otro lado atacando al muchacho, este lo esquiva, lo hace a un lado de una patada y le apuñala por atrás con su espada, otro guerrero llega y se enfrenta al joven, con su espada, unos segundos, el soldado enemigo lo hiere pero el joven guerrero lo hace a un lado de una patada y lo remata con su espada, pero en la lejanía se ven tropas de Korkrin acercarse, Rotnik lo ve e informa.
-          Las tropas de Korkrin se acercan, apúrense.
El joven y Theodor bajan el puente,  lo más que pueden, no totalmente abajo pero psi lo suficiente para bajar, pero viene más guardias para subir el puente, así que en muchacho lo atora con un palo, para retrasar unos segundos a los guardias en subir al puente y corren bajando hasta e caballo, faltando poco saltan sobre el caballo – ahora rápido, larguémonos de aquí – grita Theodor y corren en sus caballos, guardias se tardan nos instantes en destrabar la palanca y empezar a subir el puente, pero cuando lo hacen Theodor y sus gente han pasado ya por el puente saltando la última parte y perdiéndose en la lejanía, Tras ellos llega korkrin con sus tropas ordenándole a los guardias que bajen el puente, mientras Theodor y rotkin corren a toda prisa para alejarse lo más que puedan, saben que Korkrin enviara tropas a buscarlos, varias horas de viaje después encuentran cuando han llegado a las montañas Norkas, encuentran refugio en una caverna donde pueden descansar, allí prenden una fogata.
-          El muchacho se ve malherido, necesitamos con que vendarlo.
-          Usen esto – dice Kirya rasgando parte de su vestido.
-          Rotkin, creo que tiene muchas cosas que explicarme, quien es nuestro aliado y que vamos a hacer con la princesa.
-          Veras, ella no es nuestra prisionera, es aliada, lo creas no – dice Rotkin.
-          Es la hija del emperador aliados de Korkrin, es de estirpe maldita, son responsable de atrocidades – dice Theodor sacando su espada
-          Ella me salvo de la emboscada de korkrin, le debo la vida -  dijo con total firmeza Rotkin haciéndose entre Theodor y kirya.
-          si tu confías en ella, respetare tu decisión, pero esto no tiene sentido, no deja de ser el enemigo.
-          No es lo que crees, crecí y viví con mi madre alejado del reino, mi padre vino por mí pero que no tenía herederos legítimos, ella no quería que mi padre me llevara, por que Korkrin le pidió mi mano, el emperador le ha estado dando bastante apoyo a Korkrin, pero mi padre es un tirano y un conquistador, solo quiere poder, con el  apoyo de los seis clanes del sol ha creado el más grande imperio, ha invadido y saqueado a todas las regiones que ha podido, ha creado todo un reinado del terror, deja de pensar en tu venganza, este mundo necesita guerreros nobles como ustedes.
-          Yo vengo por Korkrin, no estoy para una cruzada contra un imperio, la verdad el resto es asunto tuyo – dijo Theodor.
-          No eres el único que ha visto a sus seres queridos morir, korkrin asesino a mi madre por orden de mi padre, porque ella se interpuso en sus planes y al igual que tu muchos inocentes han muerto a manos de los ejércitos de Morgotsyn, con la unificación de los clanes guerreros, Icaria es más poderosos que nunca y más personas sufrirán, tenemos que ayudar – dice Kirya.
-          Ella tiene la razón, no sé tú, pero yo estoy dispuesto a combatir, si es por una causa justa y luchando con honor por eso nos volvimos guerreros, acuérdate las enseñanzas de del maestro Dolden, en la guerra surge la faceta más oculta de todo hombre, aquel hombre que pierda su rumbo y su honor se convertirá monstruo, no luchemos por rencor, hagámoslo por justicia, no tienes que venir si no lo desea. – dijo
-          Sabes, puede que tengas razón, pero es mucho para digerirlo, necesitare estar un tiempo a solas, he perdido a gente tan valiosa que es difícil no sentir rencor, odio, rabia, tristeza y melancolía – es verdd que korkrin y sus aliados han hecho cosas terribles, pero creo que pude haber sido igual que ellos, un guerrero llevado por la ira y el odio – dice en tono melancólico.
-          Sé que no es fácil perder a tu familia, pero no podemos vivir lamentando nuestras tragedias siempre, más aun cuando el mundo nos necesita, debemos conseguir un ejército preparado para enfrentar a Icaria, podemos evitar más sufrimiento – le dice Kirya a Theodor cuando este se retira.
Theodor se retiró a ver las estrellas y rezarle a los dioses que le guíen por el justo camino, llevo días planeado algo que inicio siendo una venganza, el empezó a ver que las cosas cambiarían, en especial la razón de ser de su cruzada, lucharía donde los ejércitos de korkrin fuesen, lucharía con honor y justicia.





[1] Palabra para designar al inframundo donde los hombres van después de morir, en varias regiones del sur.

domingo, 30 de marzo de 2014

Crónicas de la gran era: la misión de Frank (por Andres Ricardo Leyton Pinilla)

Año 2578 de nuestra era.

Frank Willows era un veterano de las fuerzas especiales del ejército, de la unión europea en las colonias espaciales, lucho en guerras en gran cantidad de planetas, ahora trabajaba de mercenario, se encontraba llegando al planeta de dunkle Erde, este sitio había sido descubierto hace poco, al cual habían enviado a tropas de colonización y un equipo de investigación, según parece algo paso que extermino a gran parte de todo el equipo de colonizadores, los viajeros prefieren evitar esta ruta antes de esto, ya que se decía que ese lugar estaba maldito y suelen desaparecer naves, y la zona es ahora un lugar restringido; la misión no parecía ser difícil, traer algo de una nave estrellada, su cliente le pago veinte millones de créditos y le pagara otros veinte cuando vuelva con el paquete, se encontraba llegando, ya estaba ingresando en la atmosfera de aquel planeta.

-Estoy cerca, ya casi llego – dijo Frank - a este sitio le precede su fama, a ver si es cierto lo que dicen.

La nave llego a la zona en donde estaba la nave según los registros de la información proporcionada por su cliente, en efecto la encontró cerca de un acantilado en un sector de aspecto parecido a una selva, ahora estaba frente a la nave de carga Strella-14, se equipó con su fusil ZNK-300, dos granadas y su clásica pistola magnum que era toda una reliquia, una vieja arma de plomo, toda una rareza y una antigüedad, se bajó, ese lugar parecía tranquilo, no daba señales de peligro considerable alguno.

-Conque sitio peligroso – dijo Frank – esto se ve muy tranquilo, parece una misión fácil, aunque dicen que después de la calma viene la tormenta.

Accedió a la compuerta de la nave con la computadora de su brazo, era la zona de carga, solo habían unas cuantas caja y pequeños contenedores, de allí pasando por un corto pasillo llego al puente de la nave, hasta ahora no había visto lo que buscaba, pero en el puente se encontraba un ascensor el cual se dirigía a otros dos pisos, uno superior que era la zona común: los  comedores, la bodega de suministros y la enfermería y una zona inferior hacia los camerinos, Frank decidió ir directo a los camerinos, donde parecía el lugar más probable para para guardar lo que buscaba; al llegar a los camerinos vio una docena de habitaciones en los costados del pasillo que eran para la tripulación y uno al fondo para el capitán, en los camerinos de tripulación no vio el objeto que buscaba, solo un par de cadáveres y cosas sin importancia, pero después de revisar el camerino del capitán lo encontró en el cajón del escritorio, era una pequeña caja de metal sellada de diez o doce centímetros con código, cosa que no le importaba, solo le importaba lo que le pagaban, guardo el paquete en su mochila, cuando regreso al puente empezó a notar como golpeaban el metal de la nave desde un ducto de ventilación, así que se armó con su fusil.

-Sea quien sea o lo que sea, identifíquese o disparo – pregunto Frank hacia la exclusa de ventilación, dejaron de escucharse ruidos por un instante.
-Qué diablos había en ese agujero- pregunto Frank revisando el perímetro – mejor continuo – pero de repente como respuesta a su pregunta salió una criatura humanoide de otro de los ductos de ventilación con garras por dedos, piel gris y ojos fucsia.
-Toma esto grandísimo hijo de puta – dijo Frank cuando soltó una ráfaga con su fusil automático que derribo la criatura.

Frank salió rápido pero se oían más cosas de en los ductos, a medida que avanzaba empezaban a aparecer más de las criaturas del sistema de ventilación, así que Frank lanzo una granada en el puente cerrando la puerta tras de sí y atravesó la zona de carga con rapidez, hasta salir de la nave, pero cuando llego al exterior lo derribaron, eran otras dos de esas cosas, el fusil quedo tirado lejos de su posición así que saco su magnum y uso todo el cargador hasta que los derribo, recogió su arma y abordo su nave.

-Hora de marcharse de este lugar – dijo Frank – misión cumplida.

Dos días después se encontraba en el planeta colonia Glitzen para reunirse con su cliente, estaba en el bar Dick heavens en una mesa al fondo tomando vodka, en ese instante llego un hombre con túnica y algo parecido a una bufanda que le tapaba la mayor parte de la cara, excepto los ojos, se sentó en la mesa de Frank, era el cliente anónimo.

-Aquí tiene su encargo si tiene el resto del dinero – dijo Frank sacando el paquete.
-Revise su cuenta - le dijo el cliente a Frank, cosa que hizo al instante.
-Todo en orden – contesto Frank.
-Ha sido un placer hacer negocios con usted – dijo el cliente - es usted el mejor – y se retiró.
-Valla tipo – dijo Frank terminándose su vodka y saliendo del lugar

El cliente se encontraba caminando en un obscuro callejón envuelto por la bruma, al lado de otro hombre igual de misterioso y siniestro, que le recordaba a sí mismo.

-Tengo lo que necesitamos – le dijo el cliente al otro hombre.
-Muy bien, es hora – dijo el otro sujeto cogiendo la pequeña caja e introduciendo el código en la cerradura.



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Crónicas de la gran era: la misión de Frank por Andres Ricardo Leyton Pinilla se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://artyomka-ookami.blogspot.com/2014/03/cronicas-de-la-gran-era-la-mision-de.html.

Ruinas del ayer 2: a través de la ciudad muerta (por Andres Ricardo Leyton Pinilla)

Avanzaban por una autopista derruida por el pasar del tiempo, por las grietas había crecido un largo pasto, no hace mucho habían empezado su marcha hasta que escucharon a algo o alguien en un edificio cercano.

-Algo no está bien, oigo a algo o alguien en aquel edificio – dijo la chica señalando el edificio.
-Debe ser una rata mutante que nos ha de estar acechando – respondió el sacando su cuchillo – será mejor que me deshaga de esa cosa.
-No te iras a quedar con toda la diversión, deja que me encargue de este- dijo ella sacando su ballesta.
-Por mí no hay problemas – le señalo a ella una ventana en específico – creo que debe de estar en aquel lado.
-Este muerto maldito infeliz – dijo ella disparando una flecha.

La flecha le acertó a la ventana y después salió de allí el cadáver de una rata de dos metros, la chica se acercó y retiro la flecha, pues sabe que posiblemente la va a necesitar luego.

-No era tan duro – dijo la chica.
-Pero será mejor seguir avanzando, antes de encontrarnos con algo más peligrosos o peor aún que nos coja la noche – dijo él.

Siguieron avanzando por esa autopista un par de horas en donde se detuvieron para tomar agua y guardar para el largo y difícil viaje hacia su destino y para salir cuanto antes de la ciudad, que era ya de por si un sitio bastante peligrosos y hostil, por eso llevaban sus armas a la mano, después de recoger suministros siguieron avanzando y después de alrededor de  dos horas y media llegaron a un parque, era mediodía y decidieron que sería necesario comer algo aprovechando aquel lugar, el armo una estufa improvisada usando palos y piedras, saco su olla y se puso a cocinar un arroz con lo que parecía ser una salsa de soya.

-Este tipo de lugares me suelen dar una sensación de paz – dijo el – hace poco más de un par de siglos debió de ser bastante concurrido, miles de personas yendo de un lado para otro de la ciudad por el metro, vehículos por montón en las autopistas, más de los que esta podían soportar terminando en trancones.
-Además de gran cantidad de transeúntes, negocios y otros lugares como escuelas y hospitales donde había cientos de personas a diario, entre muchos otros lugares – contesto ella.
-Pero ahora solo son las ruinas de una civilización que cayo, de la civilización moderna, solo otro momento más dela historia, parte de un pasado igual que al Grecia clásica, el imperio romano, la civilización maya o la Europa medieval – respondió el -  sus únicos ciudadanos ahora son lo mutantes que la habitan, estos monumentos del pasado son territorio de ellos, ya son pocos los que se atreven a entrar en este lugar.
-Veo que la comida esta lista, será mejor comerla caliente – dijo la chica.
-Entonces es hora de almorzar – dijo el mientras serbia – mejor no demorarnos muchos, para salir de este lugar cuanto antes.
-Tienes talento como chef – dijo ella mientras comía.
-Creo que exageras – respondió el.

Durante el resto de la comida contemplaron el lugar imaginándolo cada uno a su manera, no tardaron en terminar de comer y continuaron su marcha otro par de horas, de donde terminaron cerca de una gran centro comercial por el cual atajaban, era con techo de vidrio, aunque la mayoría se habían roto al parecer ya hace mucho, pero entraba bastante luz y eso animaba a que entraran, entre los locales estaba una librería que atrajo su atención.

-Te importa si echamos una mirada a este lugar – pregunto el – quisiera algunos libros.
-No hay problemas, unos cuantos libros nos vendrán bien – contesto ella – a ver que encontramos.

Entraron  aquel lugar a ver que libros podían llevarse, mucho de lo que se vendía estaba en ruso por lo cual el chico no tuvo interés en ello pero por suerte había una edición de textos en inglés, no sabía si eran ediciones británicas o americanas pero al menos era algo que entendía, en donde encontró algunos buenos clásicos ce ciencia ficción de Arthur C. Clarke, George Orwell y Stanisław Lem, además de otras como Sherlock Holmes o el seños de los anillos se llevaron unos cuantos libros, ella prefería los thrillers de espionaje y las clásicas de literatura fantástica, por suerte había varias obras de Tolkien, Lewis  y Eddings además o tras clásicas como viaje al oeste, marco polo y Alicia en el país de las maravillas, por suerte los dos encontraron varios libros para el viaje.

-Veo que llevas ediciones en ruso, no sabía que lo hablaras – dijo él.
-Es herencia de mi familia por parte materna, han vivido en esta región desde mucho antes del cataclismo – contesto ella – sabes que con lo que ha pasado no nos hemos presentado.
-Al parecer no se nos ha ocurrido – le respondió el – llamame Alan.
-Me llamo Sara – respondió ella – no muchos prefieren venir a estos lugares, sin sitios bastante peligrosos, a ti que te trae por estos sitios.
-Soy un nómada, voy a donde sea y suelo encontrar refugio en estas antiguas ruinas, no son malos sitios si se les conoce bien – dijo Alan – pero tú también viniste a este peligroso lugar y con una compañía no muy amistosa.
-Hace un tiempo me han estado siguiendo el paso unos mercenarios, espero no encontrármelos de nuevo por que me han dado bastantes problemas – contesto Sara.
-Para que esos tipos vengan hasta este sitio deben ser bastante buenos en los suyos y debieron pagarle bastante –dijo Alan – esperemos que no nos traigan problemas.

Después de tener suficientes libros salieron de la biblioteca y siguieron su camino has que poco después se toparon con un perro mutante de dos metros y medio y enormes garras y colmillos que estaba frente a ellos viéndolos fijamente, Alan saca su fusil para apuntarle y lo configuro en automático.

-Estas son más peligrosas que la ratas, mejor me encargo yo –dijo Alan –mantente atrás mío.
 -No hay problema es todo tuyo – contesto Sara sacando su ballesta por si acaso.

La criatura que se encontraba acechándolos de un momento a otro se abalanzó sobre ellos y Alan sin dudarlo soltó en ese momento una ráfaga de tiros que fulmino al mutante; después de este hecho siguieron avanzando con venia antes, cruzándose con todo tipo de lugares como iglesia ortodoxas, colegios, hospitales y cuarteles de policía, Sara imaginaba la ciudad antes del cataclismo, mientras que Alan le prefería serle indiferente y que solía visitar este tipo de lugares, la iglesia la hizo pensar en una religión que ya hace milenios llego y que ni el laicismo radical de la Rusia soviética pudo acabar, aquello que antes le debió dar sentido de vivir a muchas personas, vio los colegios y pensó en los miles de estudiantes que iban diario a aquellos lugares, para formarse como ciudadanos de la civilización de antaño, los miles de pacientes que debieron de atender en los hospitales y los doctores que tenían en sus manos una lucha diaria por preservar la vida de cada individuo, vio los cuarteles donde estaban los defensores de los ciudadanos, quienes dedicaba su vida a una lucha constante contra ladrones, asesinos y todo tipo de criminales, estos entre otros muchos lugares, ahora esto era historia antigua, la naturaleza estaba reclamando aquellos lugares en donde era notable como distinto tipo de plantas conquistaba aquellos lugares, lo que hace un par de siglos debió de ser una de las naciones más poderosas y extensas sobre la faz de la tierra hoy solo eran ruinas y sus nuevos ciudadanos eran los mutantes.

Escondámonos en esa iglesia cuanto antes – dijo Alan en voz baja – y no hagas ruido.
-Que paso, otro mutante más peligroso – pregunto ella mientras corrían a esconderse.
-No, escuche que venía un vehículo – contesto el – ya sabes que es raro ver a alguien más aquí y los únicos que estaban por estos lados a parte de nosotros eran los mercenarios.
-Sí que son buenos en lo suyo, han sobrevivido a este lugar – dijo Sara.
-Parece que son tipos duros – dijo Alan – será mejor quedarnos en silencio.

Alan y Sara se quedaron en silencio y llego un jeep militar con una ametralladora pesada en el techo, del cual se bajaron dos sujetos con ropa de camuflaje gris.

-Creí ver  alguien aquí – dijo el primero de los mercenarios.
-Debió ser tu imaginación, nos hemos encontrado a varios así y siempre sin mutantes – contesto el segundo.
-Cierto, hemos encontrado a muchos mutantes pero ni rastro de la chica, si es que sigue con vida, además es una ciudad grande – dijo el primero.

No sé qué hacemos por estos lados, posiblemente los mutantes ya se la hablan almorzado y tentamos a la Suerte, porque podríamos terminar siendo la cena de esos monstruos por estar metiendo mucho las narices por estas malditas ruinas – dijo el segundo miliciano – además será difícil encontrar algo aquí, es más simple encontrar una aguja en mil pajares que alguien aquí.

-Es nuestra misión, tenemos que encontrarla o al menos lo que quede de ella, si es que sigue con vida – dijo el primero.
-Regresen a base soldados – dijo otro mercenario desde el walkie-talkie del vehículo.
-Vamos en camino – respondió el primer miliciano.

Después de estos los mercenarios se suben al jeep y se van, ignorándolos, estaba claro que no se habían dado de cuenta lo cerca que estuvieron de encontrarse con ala y Sara, eso les habría traído grandes problemas, pero no se quedarían ahí.

-Eso estuvo cerca, si nos hubiesen visto estaríamos en serios problemas – dijo Alan.
-No quiero ni imaginar lo que habría pasado, no quiero volver a vérmelas con estos tipos – dijo Sara.
-Debemos andar con cautela, ahora los mutantes no son el único problema, no podemos dejar que nos encuentre los mercenarios – dijo Alan – tomaremos atajo por estos edificios y evitaremos ir por las calles, además se hace tarde, ya es hora de encontrar un refugio donde pasar la noche.
-Estoy totalmente d acuerdo, será mejor andar con más cautela – respondió Sara.

Asi que para evitar ser detectados fueron al fondo de la iglesia y salieron por un pasillo al costado de la misma iglesia, por medio del cual llegaron a un convento, era un lugar de aspecto lúgubre, llegaron al patio del convento y siguieron por las habitaciones del primer piso donde encontraros los esqueletos de las monjas, los restos del sacerdote estaban todavía junto a su biblia y un revolver, al parecer se había suicidado, todavía se veía el orificios de la bala, fue algo que a Sara y Alan les pareció espeluznante y desafortunadamente el revolver estaba en muy mal estado, demasiado oxidado por la humedad, además no había nada útil que estuviese en buen estado, en la habitación del fondo la pared se estaba cayendo y había un agujero que daba al edificio que estaba tras el convento, el orificio era lo suficientemente grande para que pasaran, Alan saco una pistola glock 9 mm con silenciador y Sara saco su ballesta, al pasar por la grieta llegaron a un edificio de apartamentos.

Entraron despacio y silenciosamente para no llamar la atención por si había alguna criatura, aquel lugar no era menos espeluznante que el concento, habían más restos de personas, no encontraron muchas cosas útiles aunque en una habitación había un revolver con treinta balas extra en una bolsa de plástico, que todavía funcionaba, revisando los documentos de aquella habitación se dieron cuenta de ese apartamento le pertenecía al agente Nikita Ivanov de la policía rusa y el arma era la evidencia e un asesinato, decidieron dejar aquel apartamento, y siguieron avanzando sin encontrar mucho que les sea de utilidad, además esperaban salir de aquel tétrico lugar cuanto antes, al fin lograron llegar a la recepción aunque la puerta se encontraba taponada con clavos y tablas de madera con el tiempo se había podrido la madera y la rompieron fácilmente y sin hacer mucho ruido, por lo cual no llamaron mucho la atención.

-Al fin salimos de este lugar tan tétrico, ya me empezaba a dar escalofríos – dijo Sara.
-Por lo menos no nos topamos con algún mutante – dijo Alan – observando con cautela que no hubiese nadie ni nada en aquella calle – por suerte encontraremos un refugio para pasar la noche, dentro de aproximadamente una hora anochecerá y no es recomendable que no coja la noche en plena calle a la intemperie.
-Al menos no será tan espeluznante como el convento y los apartamentos – dijo Sara.

Pasaron corriendo la calle con cuidado de no vérselas con alguno de los mercenarios y se adentraron en el callejón que estaba tras las bodegas y revisaron primero un complejo de oficinas pero estaban los restos muertos de varias personas, era un sitio poco agradable, luego salieron de ahí y un par de minutos después encontraron una bodega pequeña y confortable, sus ventanas eran bastante pequeñas lo que dificultaría que se entrara algún mutante, la puerta delantera era de acero bastante pesado y macizo que los protegería de que entrara algún visitante, el tiempo de abandono todavía no se hacía notar y el lugar se veía bastante seguro y confortable por lo cual decidieron pasar la noche en aquella bodega, bloquearon la puerta por la cual habían entrado con una armario pesado y la de camiones con unos cuantos más, para estar más seguros.

Acababa de anochecer y Alan había prendido una farola y armado un rustico y primitivo fogón con unos palos y piedras que tenía guardados desde su paso por el parque, cocino un chocolate caliente y saco unos planes franceses para acompañar, se sentaron a comer la comer reflexionado sobre aquel día.
-Valla día, mutantes que nos quieren de cena y mercenarios que no me imagino porque te seguirán – dijo Alan mientras comía.

-Además de lúgubres edificios en ruinas – dijo Sara de muy buen humor.
-Recorriendo las ruinas de un poderoso imperio de antaño, una de las naciones más poderosas de su tiempo, hoy en día son solo unas ruinas abandonadas por la nuestra especia ya hace unos siglos – dijo Alan.
-Debió ser uno de los principales ejes del mundo moderno, pero igual ahora solo son las ruinas de lo que fue una gran metrópolis, ahora son solo recursos de otra época recordada por sus grandes logros – dijo Sara.
-Ahora solo hay pequeñas aldeas, que son como pequeñas polis, que viven como si fueran pueblos arcaicos – dijo Alan – hace tiempos que no visito una.
-Por cierto espero que lleguemos a znaniya mi aldea, te encantara conocerla, es un lugar agradable, con personas sencillas – dijo Sara.
-Veo que te interesa la historia, contemplas atónita estas ruinas – decía Alan.
-Es por mi padre, siempre se interesó por estudiar el pasado de la humanidad, siempre intento mantener vivo el legado de los antepasado, a armado una gran colección de libros comprándoles a saqueadores, me crie leyendo el pasado de la humanidad, eso inculco interés en la historia, el arte y la literatura – dijo Sara – mi padre se encargó no solo de mantener ese saber, sino también de difundirlo hacia otras regiones.
-Con gusto te acompaño supongo que mañana será otro día, tendremos que estar preparados para lo que ocurrirá – dijo Alan.
En las dos horas posteriores a la comida se pusieron a leer algo de lo que habían conseguido en la librería, Alan leía “2001: a space odyssey”, mientras Sara leía “Alice's Adventures in Wonderland” y después se durmieron abrigados con las mantas que Alan traía en su equipaje, descansando de un largo día.

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Ruinas del ayer 2: a través de la ciudad muerta por Andres Ricardo Leyton Pinilla se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://artyomka-ookami.blogspot.com/2014/03/ruinas-del-ayer-2-traves-de-la-ciudad.html.

sábado, 29 de marzo de 2014

Ruinas del ayer 1: anochecer en la tierra del olvido (por Andres Ricardo Leyton Pinilla)

Estaba en las ruinas de lo que hace un par de siglos fue una gran urbe metropolitana moderna, aunque poco importa el pasado de este lugar, perdido en el tiempo, enterrado por los cataclismos que ha causado la especie humana, pocos sobrevivieron a esos sucesos, pero ya no conservan las memorias de aquella civilización, esta ciudad es ahora dominada por una nueva fauna, animales que mutaron a causa de los grandes frutos de la carrera armamentista, un arma biológica denominada “mk-14 Reborn”. Casi nunca viene personas a por aquí, la presencia de estas criaturas espanta a la mayoría, no se ven ni comerciantes, ni nómadas, ni bandidos y mucho menos habitantes de alguna aldea tribal.


Como de costumbre, recorría por entre alguna ciudad en ruinas, en busca de algo útil y un lugar seguro para pasar la noche, el sol empezaba a ocultarse y esto se ponía mas peligroso de noche, ya que a esas horas salían a casar los mayores depredadores, por suerte tome como refugio una vieja y derruida casa, escondida entre un frondoso pastizal y cubierta de enredaderas casi en su totalidad, era mejor que estar a la intemperie, al menos tenia una sensación de seguridad, los muebles eran irreconocibles por el largo tiempo de abandono, había una librería pero todo esta escrito en caracteres cirílicos.



- Esta en ruso, como todo en esta maldita ciudad, por suerte traigo algunos.



Me senté en el suelo, encendí una lámpara de gas que traía en mi mochila, saque un viejo libro de H.G.Wells y me puse a leer un rato mientras conciliaba el sueño, pero mi tranquilidad no duro mucho, porque de algún lado en la calle se escucharon unos disparos, me acerque silenciosamente hacia la ventana para no ser detectado, deseando que el ruido de los disparos no atraiga muchos depredadores.

- Lo más probable es que hayan sido bandidos, que raro ver a alguien por estos lados, de seguro terminaran siendo comida de alguna criatura nocturna.



Pero luego escuche como se rompía una ventana en la parte trasera de la residencia, saque mi fusil kalashnikov con silenciador y fui sigilosamente a averiguar si algo o alguien había entrado en aquella casa, al llegar a la cocina encontré el vidrio roto y un leve rastro de sangre, el cual se dirigía al sótano, baje ahí evitando llamar la atención y esperando no tener que enfrentarme a alguna peligrosa bestia, pero en su lugar me encontré una mujer, que en efecto tenia una herida de bala en el brazo, por la ropa supuse que podría ser alguna mercenaria a sueldo o una nómada independiente, no parecía ser parte de alguna comunidad u organización de bandoleros, al verme me apunto con una ballesta, sin lugar a duda no le agradaba mucho mi presencia.



- abajo el arma maldito bandido –me dijo esta mujer.

- no soy un bandido, solo un viajero que pasaba la noche aquí, no quiero problemas –le respondí tranquilamente.

- ahora que lo dices, no pareces bandolero, pero igual es raro ver a alguien por estos lados, es un lugar bastante peligroso, la mayoría preferiría evitarlo – dijo con una actitud seria, mientras dejaba de apuntarme con su arma y yo hice lo mismo y guarde la mía.
- suelo viajar por las ruinas abandonadas de las antiguas metrópolis –mientras me sentaba tranquilamente frente a ella.
- noto que tiene una herida de bala, creo que necesita atención urgente, si no le importa yo me podrá encargar de eso, traigo alguno implementos médicos y se hacer curaciones –mientras dirigía mu mirada hacia su herida.
- no hay problema, me hace falta, estaré agradecida por esto.
Saco de mi morral vendas, alcohol desinfectante y pinzas especiales con las cuales se puede extraer una bala, y empiezo el procedimiento.
- por cierto, creo que debería pasar la noche aquí, afuera es sumamente peligroso –le dije mientras le retiraba la bala y rociaba el desinfectante.
- será lo mejor, afuera es bastante peligroso, además es de noche y los peores monstruos están recorriendo estas calles a estas horas –mientras le iba poniendo las vendas, después nos dormimos en ese mismo sótano.

A la mañana siguiente ella despertó, percibiendo un agradable olor, el cual venia del estofado que estaba preparando para nuestro desayuno, que en ese momento se encontraba listo para comer, afortunadamente ella amaneció de mejor humor esa mañana.

- por cierto, si no te importa, me podrías decir a donde te diriges – me dijo alegremente, mientras comía su estofado.
- no tengo destino, voy hacia donde el azar lleve –respondí.
- tengo que viajar a una aldea que queda hacia el este, en las cercanías de esta ciudad, creo que es mejor viajar con compañía,  además se te da bastante bien sobrevivir en zonas hostiles.
- no hay problema, yo te acompaño, ya me empezaba a aburrir de andar por estos lados.

Después de comer, empacamos nuestras cosas y partimos, aquí voy en otro viaje preparado para lo que me depare el destino.




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Ruinas del ayer 1: anochecer en la tierra del olvido por Andres Ricardo Leyton Pinilla se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://artyomka-ookami.blogspot.com/2014/03/ruinas-del-ayer-anochecer-en-la-tierra.html.